
De pequeña me gustaba jugar a imaginarme las vidas de las personas, cuando veía a alguien pasar solía imaginarme de donde venía, a donde se dirigía y por que, su forma de vivir, de hablar, de todo, era divertido, sobre todo por que a falta de hermanas, y sin interes en los juegos rudos de mis hermanos, no tenía nada mejor que jugar.
Al ver ésta foto me vino a la mente aquel juego, y comence a imaginarme, no la vida de ese hombre de cara triste, sino la del perro a su lado.
De cachorro abandonado, encontró un hogar en aquella pequeña casa habitada por un sencillo hombre de buenos modales, fue adoptado y bautizado, el nombre es irrelevante (en realidad no se me ocurre uno adecuado todavía), el hombre salía todos los días con su acordion, con el cual conseguía un poco de dinero para comer, y nunca fallaba, si alguien sabía como alegrar el ambiente eran él y su acordion, el cachorro siempre lo esperaba con ancias, con la esperanza de poderlo acompañar algún día, había escuchado al viejo todas las noches tocar la música más feliz del planeta mientras jugeteaban en su "jardín", el parque del barrio.
Y el cachorro dejó de serlo, convirtiendose en un perro grande y fuerte. El hombre pensó que era hora de llevar al perro con él por las mañanas, un poco de compañía no le haría nada mal, y salieron, el perro estaba ancioso de ver a la gente bailando al ritmo de la música de su amo., entonces el hombre empezó a tocar una malodia irreconocible, y las monedas comenzaron a caer sobre el gastado sombrero en el suelo, aquella música hizo al perro llorar.
Y esque las personas prefieren la música triste.